miércoles, 4 de marzo de 2015

FRANCIA



Política y gobierno

La actual Constitución de Francia fue aprobada por referéndum el 28 de septiembre de 1958. Desde su implantación, los sucesivos Presidentes de la República han fortalecido notablemente su autoridad sobre el poder ejecutivo, en un principio encarnado en el Primer Ministro y el Gobierno, y se han constituido en verdaderos representantes del Ejecutivo en relación con el parlamento. Según la Constitución, el presidente es elegido por sufragio directo por un período de 5 años. El arbitraje del presidente asegura el funcionamiento regular y el equilibrio de los poderes públicos. El presidente designa al primer ministro, quien preside sobre el Gabinete, comanda a las fuerzas armadas y concluye tratados. El Gabinete o Consejo de Ministros es nombrado por el Presidente a propuesta del Primer Ministro. Esta organización del gobierno se conoce como república semipresidencialista.

Economía

Francia es considerado un país de primer mundo por su nivel de vida (IDH). Es la quinta economía mundial en términos nominales, y a nivel europeo se coloca por detrás de Alemania, con un PIB en dólares superior al del Reino Unido. En 2006 el crecimiento económico francés llegó al 2 % siendo el más bajo de la zona euro y sus índices de desempleo entre los más altos.

La economía francesa cuenta con una gran base de empresas privadas, pero la intervención estatal en las grandes compañías es superior a la de otras economías de su tamaño. Sectores clave con grandes inversiones en infraestructura como el eléctrico, las telecomunicaciones o el sector aeronáutico, históricamente han sido dirigidos directamente o indirectamente por el Estado, aunque desde principios de la década de 1990 la participación estatal ha ido decayendo.


Situación geográfica

Hablar de la religión en España implica tener presente una larga historia de la presencia de diferentes religiones en el territorio geográfico anterior al actual Estado español, y en lo que luego se constituyó como unidad política, sobre todo después de los Reyes Católicos. También implica analizar la situación actual de presencia de grupos religiosos en España y el grado de aceptación y creencia que tales grupos tienen entre la población.

El catolicismo es tradicionalmente y con mucha diferencia la confesión más numerosa en España. Según datos del Centro de Investigaciones Sociológicas , en octubre de 2014 un 67,8% de la población de España se considera católica. Sin embargo, la población española es actualmente poco practicante en su conjunto: según el mismo estudio, en enero del año 2014 el 61,0% de quienes se autodefinen como creyentes de alguna religión dicen no ir a misa o a otros oficios religiosos casi nunca, el 13,9% dice ir varias veces al año, mientras el 12,1% dice acudir a oficios religiosos casi todos los domingos y días festivos y apenas un 1,9% dice que va varias veces por semana.

Aunque el catolicismo sea la religión largamente predominante, desde el periodo desarrollista del franquismo hasta nuestros días tiene lugar un proceso de secularización que ha supuesto una progresiva disminución en la práctica religiosa, en la asistencia a los distintos ritos religiosos (bautizos, comuniones y matrimonios católicos) y en el porcentaje de españoles que se reconoce católico. De tal manera, en octubre de 2014 el 27,5% de la población no se reconoce en ninguna religión (definiéndose como ateos o no creyentes). Los estudios del CIS demuestran también un fuerte relevo generacional en este sentido: según el barómetro de opinión hecho en enero de 2014, sólo un 48,4% de los españoles entre 18 y 24 años dice ser católico, mientras que un 47,1% reconoce ser no creyente o ateo.


 La religión católica es la predominante en el país por un amplio marge, aunque el número de fieles en porcentaje disminuye desde hace dos décadas, favoreciendo al creciente ateísmo y agnostismo.

Un estudio de la empresa gallega Obradoiro de Socioloxia, realizado entre septiembre y diciembre de 2008, muestra la siguiente situación de la religión en España: católicos practicantes 29,2%, católicos no practicantes 51,3%, no creyentes 8,9%, ateos 7,6%, creyentes de otras religiones 2,1%. Existen también minorías islámicas, protestantes y ortodoxas, cuyo número se ha incrementado recientemente debido a la inmigración (suman alrededor del 2,4% de la población), así como otros grupos, como judíos, budistas, baha'is o mormones, entre otros.

La evolución del número de matrimonios mediante un rito religioso o por lo civil también ha sido afectada por el proceso de secularización. En la década de los años 2000 el matrimonio estrictamente civil superó en número al matrimonio religioso. Entre 2000 y 2009 el número de uniones por el rito católico descendió algo más de un 50%, de 163.636 a 80.174, mientras que los matrimonios civiles aumentaron un 80%, de 52.255 a 94.993. Esta tendencia prosigue en la década siguiente: en 2012 se celebraron 99.898 matrimonios civiles frente a 55.033 religiosos, la mayoría de estos últimos de la confesión católica.



INCOPORACIÓN A EUROPA


Francia se incorporó oficialmente a la Unión Europea en 1958 junto con Bélgica, Alemania, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos; los seis estados fundadores de la “Comunidad Europea del Carbón y del Acero”
Francia, junto con todos estos países, constituyó la “Comunidad Económica Europea” y la “Comunidad Europea de la Energía Atómica”.
En 1962 se retiró Argelia la cual era, hasta la fecha, parte del Imperio colonial francés.
RELIGIÓN
La República Francesa oficialmente es un estado laico, secular y que tiene la libertad religiosa como un derecho constitucional. Algunas organizaciones como la Cienciología, la Iglesia de la Unificación o la Familia o Familia Internacional tienen el estatuto de asociaciones sin ánimo de lucro ya que no son reconocidas como religiones, y son consideradas «sectas» en numerosos estudios parlamentarios.[]
Según una encuesta de enero
de 2007 hecha por las Noticias Católicas Mundiales, en su población están representadas las principales confesiones religiosas, pero el catolicismo está en receso:  católicos 51 %, ateos 31 %, musulmana 6 %, protestante 2 %, judía 1,5 %, budista 1 %, ortodoxa 0,5 %, otras 1 %.
La comunidad de judíos en Francia se cuenta aproximadamente en 600 000 según el Congreso Mundial Judío y es el grupo más grande de esta religión en Europa. Las estimaciones del número de musulmanes varían mucho. Según el censo de 1999 había solo 3,7 millones de personas (el 6,3 % de la población total). En 2003, el Ministerio de los Asuntos Interiores estimó el número total entre 5 y 6 millones.
Historia de la iglesia en Francia.-
Antes de la Revolución francesa, el catolicismo suponía en Francia la religión del Estado desde la conversión de Clodoveo, que concedió a Francia el título de hija primogénita de la Iglesia. Durante algún tiempo, en el siglo XIV, Francia fue también sede apostólica en la ciudad de Aviñón. El rey Luis XVII de Francia era también conocido como Rey cristianísimo. La iglesia de Francia tuvo sin embargo una marcada autonomía respecto a Roma, conocida como galicanismo.
Con la revolución se sancionó el principio de libertad de conciencia, a lo que siguió sin embargo un periodo de persecución de la Iglesia. En 1801 Napoleón estipuló un Concordato con la Iglesia, con el que el estado dotaba económicamente a la religión católica, a la que se atribuyó el estatus de religión de la mayoría de los franceses, así como al judaísmo, al luteranismo y al calvinismo. Durante la Tercera República el descontento de algunos sectores políticos por el creciente influjo de la Iglesia en la educación y en la vida pública, llevó a una serie de reformas tendentes a reducir esa influencia, entre las protestas de grupos ultramontanos. Hoy en día, la doctrina que prevalece es la de la laicidad del estado, es decir la neutralidad y la separación de la religión con respecto a la esfera pública.
 
GASTRONOMÍA.
La gastronomía de Francia está considerada como una de las más importantes del mundo. Está caracterizada por su variedad, fruto de la diversidad regional francesa, tanto cultural como de materias primas, pero también por su refinamiento. Su influencia se deja sentir en casi todas las cocinas del mundo occidental, que han ido incorporando a sus bases conocimientos técnicos de la cocina francesa. Varios chefs franceses tienen una gran reputación internacional, como es el caso de Taillevent, La Varenne, Carême, Escoffier, Ducasse o Bocuse.
Tradicionalmente, cada región posee su propia cocina:
  • la cocina del noroeste utiliza la mantequilla, la crème fraîche y la manzana;
  • la cocina del suroeste utiliza el aceite, el foie gras, las setas y el armañac;
  • la cocina del sureste está caracterizada por influencias italianas y se sirve de la aceituna, las finas hierbas y el tomate;
  • la cocina del norte está caracterizada por influencias belgas y se sirve de la patata, de la carne de cerdo, de judías y de la cerveza;
  • la cocina del este, caracterizada por influencias alemanas, se sirve del tocino, las salchichas, la cerveza y el sauerkraut.
Hoy día, a causa de los movimientos de personas, estas diferencias regionales tienden a difuminarse, aunque siguen siendo observables, y una persona que viaje por Francia puede observar cambios significativos en la manera de cocinar, en los platos servidos y en los ingredientes utilizados. Por otra parte, la tradicional predilección del consumidor francés por los productos de la tierra (terroir) ha favorecido un fuerte renacimiento de la cocina regional y de sus productos, mientras que el movimiento slow food (también llamado ecogastronomía) gana en adeptos.

Desayuno

El desayuno típico del francés medio es el pain et confiture, baguettes abiertas por la mitad untadas en mermelada y mantequilla.
Suele acompañarse de bebidas calientes (típicamente café con leche o café solo, pero también chocolate o té) y ocasionalmente precedido de zumos o piezas de fruta
Almuerzos y cenas
  • Apéritif. Es habitual dar la bienvenida con alguna bebida alcohólica: vinos dulces como el Oporto, mistelas como el Pineau des Charentes, bebidas alcoholizadas a base de hierbas, o cócteles como el kir (vino blanco y licor de arándano o grosella). Se acompaña de algo de comida (por lo general fría) como canapés, encurtidos, charcutería, frutos secos, aceitunas, etcétera. El concepto es parecido al de las tapas españolas.
  • Entrée o hors d'oeuvre. El primer plato suele ser más ligero que en otras gastronomías, más próximo a los antipasti italianos. Son habituales las ensaladas (salades), sopas (soupes) para las cenas, platos de verduras crudas (crudités), charcutería variada, patés, determinadas frutas como el aguacate o el pomelo que se comen de entrante, pasteles o tartas saladas como el pâté Lorrain o la quiche.
Tabla de quesos con Valençay, Ossau-Iraty, Bleu d'Auvergne,
Epoisses de Bourgogne,
Neufchâtel, Saint-félicien.
  • Plat principal o plat de résistance. Aquí es donde se sirve la carne o el pescado en sus distintas preparaciones, aunque también pueden ser a base de arroz, pasta o legumbres.
  • Fromage. Entre el plato principal y los postres es costumbre servir una selección de quesos para degustar.
  • Dessert. El postre puede ir desde simple fruta o yogur a cualquier tipo de dulce más elaborado

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